¡Bienvenidos viajeros!🌊✈️
Si estás leyendo esto es porque Nueva Caledonia te anda rondando la cabeza como próximo destino… y déjame decirte que nosotros también pasamos por ahí. Pasamos horas investigando cómo armar el itinerario perfecto, qué rincones merecen la pena, cuánto dinero llevar (spoiler: más de lo que pensamos) y cómo hacer que todo funcione viajando con un bebé de 20 meses.
La idea sonaba idílica: playas de postal, cultura francesa en medio del Pacífico y días enteros para relajarnos. Y sí, hubo mucho de eso… pero también un par de sorpresas que nos enseñaron a viajar con más paciencia y menos expectativas rígidas.
En Semana Santa nos lanzamos a la aventura: 10 días saliendo desde Sídney, recorriendo dos lugares completamente distintos pero igual de especiales: la vibrante Noumea y la tranquila Isla de los Pinos. Queremos contarte lo que nos enamoró, lo que nos frustró un poquito y esos consejos que te pueden ahorrar tiempo, dinero y algún que otro dolor de cabeza.
Itinerario rápido
- 2 días en Noumea
- 5 días en Isla de los Pinos
- 3 días en Noumea

Primera parada: Noumea
La llegada fue como entrar en una postal tropical: sol radiante, brisa suave y ese aroma a mar mezclado con pan recién horneado. Noumea es pequeña, pero tiene un aire cosmopolita gracias a su toque francés. Paseamos por el puerto, nos dejamos llevar por el ritmo tranquilo y disfrutamos de sus playas urbanas, como Anse Vata y la Baie des Citrons.
Aquí llegó nuestro primer gran aprendizaje: si viajas con un bebé, un hotel con piscina no es un lujo, es una necesidad. En la playa todo es perfecto… hasta que tu bebé decide que quiere lanzarse al agua cada tres segundos. La piscina fue nuestro salvavidas: segura, práctica y un gran lugar para que gastara energías mientras nosotros podíamos relajarnos un poco sin estar en modo guardia costera 24/7.
Isla de los Pinos: el paraíso perfecto
Para llegar a la Isla de los Pinos, teníamos dos opciones: ferry o avión. Elegimos volar y la vista desde el aire fue como ver una paleta infinita de azules. Las playas parecían pintadas con arena blanca como azúcar glas y aguas tan cristalinas que reflejaban el cielo como un espejo.
Uno de los lugares más mágicos que conocimos fue “La Piscina” (sí, ese es su nombre). Rodeada de pinos colosales y protegida por formaciones de coral, el agua es tan transparente que puedes ver cada pececillo sin mojarte la cabeza. Pasamos horas nadando y jugando sin prisa, sintiendo que el tiempo simplemente se estiraba.
La isla tiene un encanto espectacular: nada de tráfico, nada de multitudes. Es perfecta para familias que quieren dejar a los niños correr por la arena sin preocupaciones. Si viajas sin pequeños, hay actividades que valen la pena: navegar en piroga tradicional por la bahía de Upi, subir hasta el Pic N’Ga para una vista panorámica o explorar la Gruta de la Reina Hortense y su historia local.

COSAS A TENER EN CUENTA
Altos precios: pagamos $2.200 AUD por 5 noches de hotel con desayuno incluido. La piscina del hotel se estaba cayendo a pedazos, sin toallas y con todo descuidado… pero era el único lugar con habitaciones disponibles.
Cero variedad: solo había 2 hoteles abiertos y ni un solo restaurante fuera de ellos. Esto nos obligó a comer siempre en el hotel, con el mismo menú (pescado con arroz) y pagando $180 AUD por dos platos y dos cervezas.
Nada de mercados: no encontramos tiendas abiertas para comprar comida o snacks.
Turismo casi muerto: lo bueno es que disfrutamos una isla tranquila y local; lo malo, que no había nada más que hacer fuera del hotel.
Mosquitos everywhere: repelente obligatorio.
Días 8 al 10 – Regreso a Noumea
De vuelta en Noumea, la cosa fue un poco más movida: más comercios, más opciones… pero igual de caro.
En total, entre vuelos internacionales, hoteles, comida y transporte, nos gastamos alrededor de $12.000 AUD en 10 días. Y sí, aquí hasta una cerveza puede costar $22 AUD.
Noumea combina lo mejor de dos mundos: el paisaje tropical del Pacífico y la gastronomía y cultura francesa. Es un lugar que recomendaría para pasar al menos 2–3 días, porque te da la oportunidad de conocer la parte más urbana y cultural del país antes de volver a casa.
CONCLUSIÓN
Nueva Caledonia es un destino hermoso, con playas que parecen sacadas de un sueño y rincones mágicos como “La Piscina”. Es perfecto si buscas tranquilidad y contacto con la naturaleza, pero también es un lugar caro, con poca infraestructura turística fuera de Noumea y con opciones limitadas en islas pequeñas.
Volvimos a casa con fotos espectaculares, el corazón lleno de momentos en familia y la lección aprendida: no todo lo que brilla es oro… pero lo que brilla aquí, brilla turquesa.